Habitus

Habitus

Cuando hablamos acerca de las formas de adaptación que tienen las personas en un espacio físico, es necesario utilizar el concepto de “Habitus”.

Índice
  1. ¿A que llamamos Habitus?
  2. Habitus y habitat
  3. Habitus y enclasamientos sociales

¿A que llamamos Habitus?

El Habitus según la definición del sociólogo francés Pierre Bourdieu. es: “Un proceso dinámico, a través del cual se van incorporando sistemas de disposiciones que se inscriben en el cuerpo y el psiquismo, en las maneras de hablar o de no hablar, de caminar, de comer, que van caracterizando a lo largo de una vida el conjunto de  las actitudes y de las conductas de un individuo”. En otras palabras, se refiere a la encarnación física del capital cultural, a los hábitos, habilidades y disposiciones arraigadas que posee el ser humano debido a las experiencias de vida.

El habitus fue uno de los conceptos más influyentes pero ambiguos de Bourdieu y tal como lo expresa el mismo, según el lugar que ocupemos en el corpus social estaremos condicionados de tal o cual manera. A su vez ese condicionamiento estructurante del mundo social nos dotará y restringirá de determinadas maneras de pensar, sentir y accionar en las realidades, lo que nos hará semejantes a otros (habitus). Este sistema diferencia y al hacerlo clasifica prácticas donde se incluyen y a la vez excluyen determinados agentes sociales.

Si bien los enclasamientos sociales se diferencian entre sí por la accesibilidad o no a determinados servicios, hay un capital simbólico, cultural, que circunda desde lo inconsciente y hace a maneras de accionar diferentes entre una clase y otra. El status social hace a lo simbólico, a la pertenencia a un sector de la sociedad. En tanto, si bien lo económico hace a la diferenciación de clases, podemos alegar que lo simbólico, las representaciones sociales, aquello que se transmite de manera inconsciente y que por tanto reproducimos de manera inconsciente también, generan prácticas, accionares que nos hacen "pertenecer a…" .

Habitus y habitat

Habitus y habitat

Bourdieu afirma que no podemos ocupar físicamente un habitat sin habitarlo sino se dispone de los medios, es decir, de cierto habitus. Pues la relación entre habitat – habitus es reciproca, se producen conjuntamente. Y es acá que queremos citar a Heidegger quien plantea que el habitar se trata de la búsqueda del sentido del habitar.

Siguiendo en la misma línea podemos decir que Bourdieu, P. entiende el campo social como un espacio de movilizaciones y desplazamientos, de conflictos que deja espacios abiertos para lo que ha venido a llamase estigmatización. Producir es vivir y vivir es producir de eso se trata la existencia. Frente al eterno  e indescifrable cuestionamiento ¿Quiénes somos?  hoy más que nunca respondemos que somos movimiento, estamos siendo afectos, símbolos, vínculos que hacen a lo que llamamos identidad.

Para Devereux el concepto de identidad es una caja de instrumentos, en donde cada instrumento es uno de los infinitos mecanismos que el sujeto elige en función de la situación, de la interacción social que le toca vivir en el momento.

Goffman habla de la representación de sí mismo a partir de la teoría del rol social. Para éste, la sociedad establece los medios para categorizar a las personas y el complemento de los atributos que se consideran ordinarios y naturales para los miembros de cada una de estas categorías. A su vez afierma que las rutinas de las relaciones sociales en los entornos establecidos son las que le permiten al individuo tratar con los demás sin atención o pensamiento especial.

Preguntándonos acerca del rol adquirido-asignado que se ocupa en el tejido social propuesto por Goffman, arribaremos a la representación de si mismos, la cual a su vez se relaciona con el deseo del otro, el rol que el otro quiere que ocupemos en el entramado social y el rol que nosotros -de acuerdo a ciertos vectores de visibilidad- invisibilidad- queremos ocupar. Ese rol puede conllevar el peso de ser diferente, de vivirse distinto o mejor dicho, distinto a lo queremos ser o a lo que los otros quieren que seamos. Somos sujetos sujetados a un contexto, somos lo que estamos siendo. Construimos y de-construimos subjetividades en la interacción, en el vínculo con el otro, en el interaccionismo simbólico, en el aquí y ahora al decir de Moreno, L.

Habitus y enclasamientos sociales

El habitus es producto de una historia vital, de acciones internalizadas que se ponen en acción al reaccionar a una situación. Y esa historia se construye en parte de manera inconsciente y en parte consciente, a la vez que es transmitida a partir de una cadena genealógica que determina maneras de actuar, sentir y pensar.

En las situaciones correctas, nuestro habitus nos permite navegar con éxito en entornos sociales. Por ejemplo, si un individuo creció en un vecindario rudo y asolado por el crimen y rodeado de pandillas, es probable que tenga el tipo de inteligencia necesaria para sobrevivir con éxito a ese entorno, a ese habitat, o  de lo contrario mantenerse alejado de enfrentamientos violentos y evitar la vigilancia policial o el acoso. Sin embargo, si un individuo crecido en ese entorno fuera uno de los pocos afortunados en conseguir un buen empleo o ingresar a la universidad, probablemente encontraría que el conjunto de habilidades utilizadas en su habitat no le serán útiles, y tal vez incluso sean perjudiciales para el éxito en su nuevo escenario social. Parafraseando al propio Bourdieu, el habitus es quien hace que representemos las conductas sociales de nuestra propia creación.

Ana María Araujo, en una investigación sobre los diferentes enclasamientos sociales clasifica tres subtipos de éstos, a saber: el registro social, el familiar, el psico-sexual y el simbólico- cultural. En el primero coloca todo lo que tienen que ver con el contexto socio-económico. En el registro familiar introduce a la familia como institución fundante y productora de ideologías, de deseos, de un mundo simbólico. En lo relacionado a lo psico-sexual implanta la problemática edípica, el deseo, la configuración del aparato psíquico, todo lo cual va dando forma a las diversas maneras de vivir la sexualidad. Y por último, en el registro simbólico-cultural se hace de las conceptualizaciones de Deverux del inconsciente cultural como pautador de conductas, hábitos, mitos, ritos, y significaciones compartidas por una comunidad.

Y justamente cuando articulamos todas estas variantes podemos hablar de habitus, y con ello de enclasamientos sociales, géneros, generaciones, estéticas, de lo académico, cuidados corporales, hábitos alimenticios, dicotomías – lo bello y lo feo, lo vulgar y lo distinguido, etc.- y de luchas de lugares al decir de  Vincent de Gaulejac.

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